miércoles, 2 de marzo de 2016

Volviendo a casa (Segunda parte)

Mientras la afilada lanceta trazaba cortes por la espalda de ella, el otro ser no dejaba de preguntarse cómo era posible que su anterior creación hubiera sido borrada del lienzo.

Los gritos y gemidos ahogados de ella se mezclaban con el olor a óxido y sal de su sangre. La tenue luz de las velas trazaban sombras a lo largo de la estancia, pudiendo hacer creer a cualquier otra persona que observara la escena que los dos seres que se encontraban sobre el trono estaba siendo observados por miles de demonios tan sádicos y crueles como lo eran ellos mismos.

-Querida…-un suspiro en tono de interrogación fue todo lo que recibió en respuesta-¿Qué ocurrió con tus anteriores alas?-su pregunta no escondía ninguna maldad, sólo destilaba preocupación y quizás algo de curiosidad.

Los ojos de ella se abrieron reflejando un gesto de dolor que nada tenía que ver con el hecho de que su espalda estuviera siendo mutilada. Volvió a cerrar los párpados esperando que él no se hubiera dado cuenta.

-No tienes que contármelo si no quieres-su voz, por lo general oscura, se había vuelto tierna.

Ella negó con la cabeza y esperó a que él terminara de dibujar una pequeña pluma en su espalda antes de hablar.

-Me quemé-susurró como toda respuesta. El silencio se hizo mientras, pacientemente, él esperaba que ella añadiera algo más-Tus alas me dieron el valor y la fuerza para volver a volar, para escapar de todo y de todos. Volé libre cual pájaro hasta que me acerqué demasiado al sol. Quizás…-se mordió los labios con fuerza hasta hacerse sangre, reprimiendo el dolor que sentía al recordar-No debí haberme acercado pero ya sabes cómo es. Somos seres oscuros, venimos de la noche, la luz no está hecha para nosotros y sin embargo nos atrae.

Se quedó pensativa mientras su hermano rodeaba su cintura pasando sus largos dedos por su costado.

-¿Te han hecho daño?-su voz se había convertido en un rugido y ella se echó a reír.

-¿Daño? ¿A mi?-su risa sonaba extraña, como campanillas rotas chocando unas contra otras-No… sólo fue una ilusión.

Ella se giró, quedando acurrucada en el regazo de su hermano. Alzó el brazo izquierdo y le mostró las cicatrices que el fuego y la lanceta habían hecho en su piel años atrás.

-¿Recuerdas? Todo saldrá bien, semper fi…-su susurro resonó en la estancia como una brisa gélida.

-Ahora que has vuelto a casa estarás bien-la sonrisa en su rostro dejó ver dos colmillos afilados. Ella se los quedó mirando y una extraña mueca, mezcla de diversión y lascivia, transformó su rostro. Ladeó la cabeza, dejando que sus oscuros cabellos cayeran en cascada sobre su hombro izquierdo, y expuso el lado derecho de su cuello a aquellos labios hambrientos y deseosos de sangre.

-Dame vida…-murmuró mirándole con los ojos entrecerrados antes de que su cuerpo quedara envuelto por un manto ácrata y el dolor de unos colmillos afilados rasgaran la piel de su garganta.


Continuará…

2 habitantes han dejado su opinión:

El ángel de Gaia dijo...

Querida... este relato ha sido de esos procesos progresivos en los que cada palabra me daba un motivo para sonreír, para saltar de la silla, para excitarme. Sobretodo lo primero y lo último. Probablemente lo voy a volver a leer para que me quede bien grabado el excelente trabajo que ambos nos hemos currado el uno para el otro. Debo destacar que me encanta el hecho de que sea breve pero a la vez tan intenso, tan relucientemente enhebrado por parte de tus dedos mágicos. Sin palabras

Espero que juguemos pronto querida hermana... tengo ganas de jugar y hacer música con mi rostro entre Salem y Diablo Canyon.

sam, una venusiana perdida en este mundo dijo...

Querido hermano,
Mi mente vaga de un recuerdo a otro, saltando sin piedad de corte a corte. Sonrío al ver que la brevedad de mis palabras, aunque concisas, te hagan sentir de ese modo.
Ya te comenté que tengo en mente la continuación, que será mucho más extensa, aunque espero que al menos igual de excitante para tus sentidos.

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