lunes, 29 de febrero de 2016

Volviendo a casa

Cruzar el umbral de aquella mansión le hacía sentir extraña. Había estado allí muchas veces y sabía bien lo que se escondía detrás de cada puerta mientras recorría el oscuro y sinuoso pasillo.

Inspiró profundamente antes de abrir las enormes puertas del fondo. Estaba nerviosa ¿y si no era bien recibida? Había pasado demasiado tiempo desde la última vez…

Tras unos segundos de vacilación tomó el pomo con mano temblorosa y lo giró. Al entrar en aquella estancia de cuyas paredes pendían oscuros cortinajes se echó a temblar, más por sentirse rechazada que por el “horror” que aguardaba en su interior. Pero cuando entró y sus ojos se habituaron a la oscuridad sonrió para sí. Nada había cambiado y al fondo de la sala pudo observar un trono gastado de madera cubierto de telas rojas para que no pudieran distinguirse las manchas que en ellas habían.

-Has vuelto-dijo una voz oscura y profunda como la noche, sobresaltándola. Ella miró hacía donde procedía la voz y asintió, sólo una vez.

-Nunca me fui-contestó ella.

De pronto un halo de oscuridad más intensa que la anterior se cernió sobre ella y el frío que sentía en su interior quedó cubierto con unas alas gigantes llenas de plumas negras y rojas. Se cobijó en ellas, dejándose llevar y sintiendo el calor y la suavidad que la envolvía.

-Te he traído algo-musitó con voz queda-Quizás así puedas perdonarme por no haber regresado antes.

-Ah, ¿sí?-la voz se tornó curiosa y ella pudo adivinar una sonrisa ladina en el rostro de su interlocutor-Eso puede esperar, me alegra que estés de vuelta.

Esas palabras la hicieron sonreír. Lo había extrañado, a él y a los macabros juegos que se traían entre manos.

-¿Podemos jugar?-preguntaron al unísono. Se echaron a reír. Si, las cosas no habían cambiado.

Con un movimiento de su mano, despidió al resto de personas que había en la sala. En cuanto salieron se volvió hace ella-¿Cómo están Salem y Diablo Canyon?

-Ahora lo ves-contestó ella riéndose mientras dejaba caer la oscura capa que llevaba consigo. Se dio media vuelta y la luz de las titilantes velas que daban luz a la estancia hicieron brillar las complejas cicatrices que cubrían su cuerpo.

Se sintió observada pero no incómoda. Sabía que le gustaba lo que veía, no por su cuerpo sino por la obra de arte que él había realizado durante muchas sesiones años atrás.

-¿Has pensado lo que quieres?-su voz se había tornado más oscura, dando a entender que se encontraba extasiado y quizás también asombrado de que ella estuviera allí de pie ante él sin inmutarse.

-La espalda-dijo ella acercándose al trono donde él ya se había sentado. Él la miró en silencio pues sabía que su espalda era lo que más preciaba de si misma.-Quiero que me vuelvas a dar alas…

Su susurro apenas si se escuchó en la sala ahora vacía a excepción de ambos seres pero ella sabía que lo había oído. Se acercó aún más intentando vislumbrar alguna luz en esos pozos oscuros que tenía por ojos.

De pronto su mano se movió y un objeto acerado brilló en ella. Tuvo que morderse los labios para no sonreír. Ambos querían lo mismo pero por diferentes razones.

Estaban lo bastante cerca como para sentir la electrizante tensión que se palpaba entre ambos. Con un gesto, le ordenó que se sentara sobre él y ella obedeció sin dejar de mirarle a los ojos.

Sentada a horcajadas sobre sus piernas sintió el frío acero recorrer de forma sensual su cuello. Un escalofrío le recorrió la espalda y un suave gemido escapó de sus labios haciendo que sus ojos se entrecerrasen.

Gírate-volvió a ordenar haciendo que ella le obedeciera sin rechistar. Tan pronto se volvió, sintió el estilete cortando su piel a la altura del omóplato derecho. Ahogó un grito mientras una única gota de sangre, caliente y viscosa, brotó del corte, recorriendo su espalda para ser acto seguido, absorbida por una lengua húmeda y cálida.

-Delicioso-susurró el cazador envolviendo la cintura de su presa con su brazo y atrayéndola hacia sí-Juguemos…


Continuará…

2 habitantes han dejado su opinión:

El ángel de Gaia dijo...

Me encanta... no puedo dejar de mirar cada detalle que se aprecia, cada pequeño vestigio de aquel pasado maravilloso tan lleno de sombras que nos une. Espero ansioso la continuación de esa historia y saber porque han de rehacerte las alas, querida..

Con todo el cariño del mundo, tu sádico hermano.

sam, una venusiana perdida en este mundo dijo...

Buenos días mi lan,
Siento no haberte contestado por aquí antes. Aprecio muchísimo tus comentarios en relación a mis sádicos escritos que hacen referencia a nuestro oscuro pasado. Hacen que siga escribiendo.
Te quiero

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