domingo, 5 de febrero de 2012

Reencuentros

En mitad de una sala pobremente ilumanda por apenas un centenar de velas titileantes, se hallaba sobre un trono de madera y oro un oscuro ser de forma indefinida pues no era ni humano ni animal. Alrededor del mismo, centenares de mujeres de todas las razas y religiones se agolpaban para satisfacer hasta sus mas minimas necesidades, le otorgaban todo cuanto pudiera desear más él no cesaba de mirar fijamente la puerta ignorando cualquier halago u regalo que le entregaran.

De pronto las enormes puertas se abrieron de par en par, dejando ver en el vano de las mismas a otro ser igualmente oscuro cubierto de pies a cabeza con una capa de color negro que ocultaba cualquier forma que pudiera dar alguna pista sobre su origen, mas en cuanto sus negros ojos se posaron sobre él las mujeres que le rodeaban se separaron haciendo un pasillo entre ambos seres. El ser de la puerta esbozó una ligera sonrisa mostrando apenas el inicio de unos afilados colmillos comenzando a deslizarse por el improvisado pasillo mientras el ser que estaba en el trono esperaba impaciente agitando sus alas.

Que me has traido?-susurró él dejando que el nuevo ser se sentara sobre sus piernas y le rodeara la cintura con aquellos ropajes. Los ojos negros brillaron en respuesta mientras se inclinaba sobre él y murmuraba unas suaves palabras en un idioma extraño. Las mujeres se removieron inquietas pues no estaban acostumbradas a que su amo y señor las ignorara mientras miraban con recelo al ser que habia reclamado por completo su atencion. Éste sonrió en respuesta a las palabras extrañas y cogiendo un afilado estilete con una mano despidió a sus, hasta ahora, acompañantes con un gesto de la otra mano. Todas salieron con los rostros crispados de rabia mientras el nuevo ser las miraba con una expresión divertida en el rostro.


En cuanto se marcharon cerrando las puertas tras de si, el nuevo ser se levantó despacio y con lentos movimientos dejo caer la capa que habia cubierto por completo su cuerpo dejando ver en su espalda la cabeza de un dragon rodeada por dos alas complejamente tatuadas en la piel sin tinta alguna, era una obra maestra de cicatrices que habian llevado meses de sufrimiento, gritos y dolor. A lo largo del antebrazo izquierdo se podia leer con total claridad la frase "Todo saldrá bien" mientras que en la cara interior de la muñeca, marcado a estilete y fuego se veían las palabras "Semper fi".

Un estremecimiento recorrió el cuerpo de ese ser al recordar todas las noches de cortes y sangre antes de girarse para mirar al otro ser que mantenia los ojos fijos en los cortes ya curados mientras continuaba sosteniendo el estilete. Su ojos se habian vuelto rojos, en ellos brillaba un destello hambriento de sadismo y el nuevo ser extendió el brazo sano para que comenzara una nueva obra en un nuevo lienzo.

Fuera, apoyadas contra las puertas, todas las mujeres que habian estado dentro se agolpaban tratando de escuchar algo y descifrar que estaba sucediendo en el interior, pero solo escuchaban silencio hasta que de pronto unos gemidos ahogados se colaron por entre las rendijas, las mujeres se miraron ¿que estaria pasando dentro? Algunas hervian de ira, otras se miraban desconcertadas pero por mucho que pensaran no adivinarian jamás lo que estaba ocurriendo.Las horas pasaban y los gemidos se convirtieron en gritos acompañados de sollozos.

Cuando al fin las puertas volvieron a abrirse y las mujeres entraron de nuevo, la estancia, que hasta entonces habia sido blanca, estaba cubierta de manchas rojizas, en el suelo se veían jirones de piel y carne. En medio de todo, él sostenia un cuerpo que ahora se descubría femenino entre sus brazos, un cuerpo tembloroso y perlado de sudor y sangre. De la boca del amo caian lentamente gotas calientes, en clara señal de haberse alimentado recientemente. Todas las mujeres se quedaron en silencio mirando la escena horrorizadas hasta que aquel ser femenino de cabellos y ojos oscuros sonrió y extendió una mano temblorosa hacia la mejilla del ser que la sostenia-Gracias....-murmuró

Bienvenida a casa hermanita-sonrió ocultando sus formas con los ropajes hechos jirones y llevandola en brazos hasta su dormitorio donde la dejaria descansar y reponerse hasta la siguiente sesión.

1 habitantes han dejado su opinión:

El ángel de Gaia dijo...

sencillo a la par que lo dice todo tal y como es... este cambio de registro debe de ser la gran sorpresa para quien lo lea. Como la sangre cae, el olor se desprende al igual que la piel alimentando las ansias de ese ser violento y a la vez con buenas intenciones. Delicioso... desde aquí siseos, aullidos, gruñidos y risas oscuras no paran de salir de mi interior...

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